Hacia una España Mejor

jueves, junio 12, 2008

Huelga kafkiana


Según veo yo las cosas, las huelgas son una opción social de presión que elige una parte del pueblo que está jodida, para de ese modo joder a la otra parte del pueblo que no tiene culpa de nada y que de alguna forma también está jodida por los mismos motivos que los que han ido a la huelga. La huelga es, en definitiva, la batalla del pueblo contra el pueblo.
En esta huelga planteada por los transportistas, me da igual si son autónomos o no, a mi me da la impresión de que los que han planteado las reivindicaciones se han inspirado en Kafka. Todos, todos los españoles, al igual que el resto de ciudadanos de la Unión Europea estamos siendo altamente perjudicados por la subida de los carburantes y el efecto negativo que este hecho ocasiona a todos los niveles. La cosa tiene difícil solución ya que los gobiernos no tienen poder suficiente, ni suficiente ni mínimo, para combatir, frenar, reducir o evitar las subidas del precio del barril de crudo. Cuando he hecho alusión a Kafka no lo he hecho de forma gratuita, lo he citado a la vista de algunas de las peticiones que los huelguistas han exigido al Gobierno y citaré dos: La primera pedirle al Gobierno que sus clientes les paguen a 30 días, la segunda que nadie cobre menos de la tarifa establecida. A este respecto no voy a hacer comentario alguno y me voy a limitar a reproducir parte de una carta de opinión publicada en el diario Información de Alicante en la que respondiendo a los huelguistas el firmante dice: “¿Qué narices tiene que ver el Gobierno con esto? Pues si no les pagan a 30 días que no trabajen para esas empresas, si alguien cobra menos de la tarifa establecida, pues ustedes denúncienlo, pero de ahí a que sea el Gobierno quien haga esto, me parece una barbaridad, por no decir una tontería (sic)”
¿Para que piden al Gobierno que establezca una tarifa mínima? ¿Para que luego venga el “matao” de turno bajándose los pantalones y trabaje por debajo de esa tarifa? ¿Quién se lo puede impedir? Definitivamente es una huelga kafkiana en la que los organizadores saben de antemano que el Gobierno nada puede hacer para frenar la subida de los carburantes en su origen que es donde verdaderamente radica el mal, como saben también que lo de las subvenciones y otras medidas de aplazamientos de pago de impuestos y seguridad social no sirven para nada, que eso es pan para hoy y hambre para mañana. Ellos son los que de acuerdo con sus clientes, o de forma unilateral, los que deben poner el precio a su trabajo y cobrar lo que en justicia deben percibir. Si se han puesto de acuerdo para ir a la huelga ¿Por qué no se ponen de acuerdo para ponerle precio a sus servicios? Esta es una de esas huelgas en que al final nadie tiene claro si es razonable o no. Lo que si queda claro es que se está perjudicando a millones de personas que utilizan sus vehículos particulares para acudir al trabajo o como herramienta de trabajo y que de forma directa, e indirecta también, son damnificados por efecto del precio de los carburantes.