La noche del adiós
En la noche electoral del nueve de marzo del año en curso y cuando ya prácticamente se manifestaba la derrota del Partido Popular y el triunfo de los socialistas, el presunto líder de la derecha, Mariano Rajoy, salió al balcón de la sede del Partido Popular en la calle Génova para dirigir unas palabras a los militantes y simpatizantes que habían acudido al lugar para manifestar su adhesión, su apoyo y su confianza al perdedor. Muchos de estos han vuelto a manifestarse en el mismo lugar pero ahora lo han hecho para gritarle y pedirle la dimisión. Ese es el otro lado de las adhesiones.
En realidad todos pudimos comprobar que aquella noche y desde ese balcón Mariano Rajoy, se despidió de todos los allí presentes y de los que allí no estaban. La despedida fue clara: “Adiós”, dijo Rajoy. No hizo el gesto simbólico del abrazo o del apretón de manos a todos los que le animaban, no, ni tan siquiera les dio las gracias, solo pronunció un escueto y casi imperceptible “adiós”. Aquello fue una despedida. Lo que ha pasado después, la decisión de Rajoy de ser el timonel de la derecha en España es algo que creo que nos confunde a todos pero que considero que merece el que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Qué fue lo que hizo cambiar a Rajoy? Una de las respuestas puede ser la de que los que hoy no le aceptan como conductor de su partido le dijeran: ¡Adelante! Pero otra muy distinta sería la de que su propio ego le impulsara a seguir.
En el primer supuesto cabe la posibilidad de que en aquellos momentos en los que se hacía necesario levantar el ánimo, o sea, jalearse entre ellos mismos para mitigar los efectos de la derrota, todos, sin reflexionar ni analizar el porqué de esos resultados, se mostraran indulgentes con Rajoy al no culparle del mal resultado electoral. Pero el tiempo serena las cosas, aplaca los ánimos, lo pone todo en su sitio y se impone el momento de la reflexión, una reflexión que les lleva a un enfrentamiento interno al no aceptar el que Rajoy intente cambiar a la derecha, que la verdad es que no se si esa es su verdadera intención, en cualquier caso cambiar a la derecha española nacional nacionalista es tarea más que ardua. Vamos, eso es imposible.
En cuanto a que su ego personal le impulse a querer liderar a la derecha, creo que Rajoy no ha calibrado bien sus posibilidades y cuales son sus propias limitaciones. Rajoy no se ha dado cuenta aún de que no es un político que “levante” a la gente sino todo lo contrario, Rajoy no cae bien a la mayoría de la gente, incluida mucha gente de derechas. Ahí están sus índices de “popularidad”. No aprueba nunca.
Si se despidió ¿para qué vuelve? Hay que saber retirarse a tiempo.
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