Modernizar los sindicatos
Constantemente estamos oyendo decir a altos cargos del PP, especialmente a Esperanza Aguirre, muy beligerante con los sindicatos, así como a periodistas de la caverna mediática, que los sindicatos deben modernizarse. Al parecer lo que quieren decir es que renuncien a las manifestaciones callejeras y estén más por el diálogo. Hay que reconocer que son muy hábiles pues si los sindicatos renuncian a plantear sus reivindicaciones en la calle se puede dar la sensación o interpretar por muchos que “aquí no pasa nada” que todo va bien y que el diálogo debe ser la máxima predominante entre empresarios y la clase trabajadora.
Digo y creo que no me equivoco, que el diálogo es lo ideal, a nadie y a los sindicatos tampoco, le gusta “echarse” a la calle, pues sabido es que hablando se entiende la gente, pero, claro está, siempre que las dos partes estén dispuesta a dialogar seriamente y no que una de ellas esté por que pase el tiempo para que al final sea el Gobierno quien decida en última instancia y por decreto. Esto es lo que ha sucedido con la reforma laboral y con todo lo que el Gobierno está decretando. Con la reforma laboral hubo encuentros entre sindicatos y patronal y nada se consiguió, los empresarios con mucha habilidad fueron dando largas y dilatando el proceso de la negociación con el pretendido y logrado fin de que finalmente fuera el Gobierno quien decretara la reforma laboral ya que estaban seguros, como así ha resultado ser, de que el Gobierno decidiría beneficiosamente para ellos.
¿Qué deben hacer los sindicatos ante este tipo de maniobras? ¿Modernizarse? ¿Modernizarse en qué sentido? ¿En volver a sentarse una y otra vez en una mesa de negociación para que les den cuatro capotazos y al final tener que volver a lanzarse a la calle? Está visto, y con este Gobierno de forma muy clara, que el diálogo no es posible. El Ejecutivo de Rajoy no tiende precisamente puentes para que haya una “entente cordiale” entre la parte social y la parte económica, lo cual es normal en un Gobierno de derechas como el que hoy sufren los españoles. Renunciar a la calle supondría ocultar los problemas y las causas que hacen imposible el entendimiento. Si renunciar a eso es modernismo es que estamos ante un total y absoluto desprecio a los sindicatos y por tanto a los trabajadores. Desde el Gobierno, desde la derecha, se ha orquestado una campaña de desprestigio de los sindicatos y por el contrario una operación tendente a realzar la efectividad de los organizaciones empresariales que siempre son sumisas cuando gobierna la derecha, ambas partes, Gobierno de derechas y empresarios, siempre se entienden a la perfección y más cuando de restringir los derechos de los trabajadores se trata.
Yo no sé cómo desde la derecha, desde el Gobierno de Rajoy, se critica a los sindicatos, por cierto identificándolos con esos vándalos ajenos a ellos que siempre se introducen en las manifestaciones para causar daño, y no se critica a ciertas organizaciones, que pretenden dar lecciones de moral a los demás cuando en muchos casos sus componentes carecen de ella y que también salen a la calle para lamentarse del “mal trato” que les da el Gobierno, de izquierdas claro. Por cierto, a algunas de esas organizaciones, sí les hace falta, y bastante, modernizarse, hasta creo que les iría mejor, estoy seguro de ello.
Digo y creo que no me equivoco, que el diálogo es lo ideal, a nadie y a los sindicatos tampoco, le gusta “echarse” a la calle, pues sabido es que hablando se entiende la gente, pero, claro está, siempre que las dos partes estén dispuesta a dialogar seriamente y no que una de ellas esté por que pase el tiempo para que al final sea el Gobierno quien decida en última instancia y por decreto. Esto es lo que ha sucedido con la reforma laboral y con todo lo que el Gobierno está decretando. Con la reforma laboral hubo encuentros entre sindicatos y patronal y nada se consiguió, los empresarios con mucha habilidad fueron dando largas y dilatando el proceso de la negociación con el pretendido y logrado fin de que finalmente fuera el Gobierno quien decretara la reforma laboral ya que estaban seguros, como así ha resultado ser, de que el Gobierno decidiría beneficiosamente para ellos.
¿Qué deben hacer los sindicatos ante este tipo de maniobras? ¿Modernizarse? ¿Modernizarse en qué sentido? ¿En volver a sentarse una y otra vez en una mesa de negociación para que les den cuatro capotazos y al final tener que volver a lanzarse a la calle? Está visto, y con este Gobierno de forma muy clara, que el diálogo no es posible. El Ejecutivo de Rajoy no tiende precisamente puentes para que haya una “entente cordiale” entre la parte social y la parte económica, lo cual es normal en un Gobierno de derechas como el que hoy sufren los españoles. Renunciar a la calle supondría ocultar los problemas y las causas que hacen imposible el entendimiento. Si renunciar a eso es modernismo es que estamos ante un total y absoluto desprecio a los sindicatos y por tanto a los trabajadores. Desde el Gobierno, desde la derecha, se ha orquestado una campaña de desprestigio de los sindicatos y por el contrario una operación tendente a realzar la efectividad de los organizaciones empresariales que siempre son sumisas cuando gobierna la derecha, ambas partes, Gobierno de derechas y empresarios, siempre se entienden a la perfección y más cuando de restringir los derechos de los trabajadores se trata.
Yo no sé cómo desde la derecha, desde el Gobierno de Rajoy, se critica a los sindicatos, por cierto identificándolos con esos vándalos ajenos a ellos que siempre se introducen en las manifestaciones para causar daño, y no se critica a ciertas organizaciones, que pretenden dar lecciones de moral a los demás cuando en muchos casos sus componentes carecen de ella y que también salen a la calle para lamentarse del “mal trato” que les da el Gobierno, de izquierdas claro. Por cierto, a algunas de esas organizaciones, sí les hace falta, y bastante, modernizarse, hasta creo que les iría mejor, estoy seguro de ello.
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