Aquí no se mueve nadie
Recuerdo que hace ya más de cuatro años cierta persona se molestó mucho conmigo porque replicando a un escrito suyo con afirmaciones peyorativas hacía mí le dije que él pertenecía a la derecha franquista.
Me gustaría que este individuo a la vista de lo que está sucediendo reflexionara y me reconociera que efectivamente la derecha española fue y sigue siendo franquista desde 1936 hasta el día de hoy. Yo nací en 1940 y solo he conocido una derecha: la derecha franquista, tanto en tiempos de de la dictadura, naturalmente, como en los momentos actuales y me remito al mantenimiento en muchas poblaciones con alcaldes del Partido Popular, que aún conservan los nombres de cargos del franquismo en calles y plazas y que siguen rotulando esos espacios públicos con nombre de significados franquistas.
Me gustaría que esta persona dijera públicamente si no es una actitud franquista la iniciativa del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, proponiendo una reforma del Código Penal, pidiendo pena de prisión de uno a tres años por manifestarse o concentrarse públicamente de forma pacífica, así como por convocar a estos actos a través de las redes sociales, o bien responsabilizar jurídicamente a todo aquel sindicato o partido político que convoque este tipo de movimientos ciudadanos si durante la celebración de alguno de ellos se producen actos vandálicos que, como todos sabemos, son producidos por gente indeseable totalmente ajena a los convocantes. A esto se le añade la iniciativa del ministro del Interior de penalizar también la formación de cadenas brazo con brazo en las manifestaciones. Si esto no es una clara muestra del más puro recorte de las libertades al estilo franquista es que ya no sabemos que es la libertad. Todo ello por considerar el ministro que esto supone un “un atentado contra la autoridad”. Muy posiblemente no se haya atrevido el ministro a decir que es un atentado contra el poder establecido o contra el “sistema”.
Si a lo anteriormente dicho le añadimos que el ministro de Justicia, aquel supuesto “progre” llamado Alberto Ruíz Gallardón, ha decidido que los trabajadores que recurran contra una sentencia laboral deberán pagar las correspondientes tasas judiciales, con esto ha restaurado lo que el dictador Franco instauró en los año 50 con respecto al pago de tasas por utilizar los medios de que dispone la Administración de Justicia, disposición esta que fue derogada por el Gobierno de Felipe González, que estableció la gratuidad de la Justicia, la verdad es que eso de tener que pagar por pedir justicia resulta bastante desagradable y suena más a un medio de recaudación que a amparar a los ciudadanos que se creen injustamente tratados por las causas que sean. Y si, además, le añadimos el que el Partido Popular, abusando de su mayoría parlamentaria, va a nombrar al presidente de TVE sin contar para nada con el PSOE, tal y como este hizo en los casi 8 últimos años durante los cuales gobernó, ahora solo falta saber quién será el director de los informativas de esta cadena nacional, por ahí se habla ya de la posible vuelta de Urdaci, se puede decir que en este país aparte de recortar las libertades se va a intentar manipular también a la opinión pública, a los ciudadanos españoles. Está claro, aquí no se mueve nadie sin permiso de la autoridad competente. Ahora solo falta que a los ciudadanos nos impongan una tasa, un pago, por acudir a los servicios policiales en busca de seguridad. Ya hubo alguien del PP que dijo que el que quería seguridad que se la pagara.
Todo esto me recuerda aquello que se contaba de un cubano que era preguntado por una persona en el sentido de si las cosas en Cuba iban bien, a lo que el cubano respondió: “Nos nos podemos quejar”. “¿Entonces van bien? Le respondió el otro, a lo que el cubano contestó: “No, he dicho que no nos podemos quejar”. Aquí en España tampoco nos podemos quejar, el Gobierno está llevando a cabo las reformas penales necesarias para evitar que los españoles se quejen, espero que solo sea públicamente y que en secreto, en “sotto voce”, en familia o entre amigos lo podamos hacer. Lo que más me llama la atención es que a todo hay quien gane, sabíamos de las inclinaciones de Aznar al autoritarismo, pero creo que comparándolo con Rajoy, el expresidente va a resultar todo un defensor de las libertades.
Me gustaría que este individuo a la vista de lo que está sucediendo reflexionara y me reconociera que efectivamente la derecha española fue y sigue siendo franquista desde 1936 hasta el día de hoy. Yo nací en 1940 y solo he conocido una derecha: la derecha franquista, tanto en tiempos de de la dictadura, naturalmente, como en los momentos actuales y me remito al mantenimiento en muchas poblaciones con alcaldes del Partido Popular, que aún conservan los nombres de cargos del franquismo en calles y plazas y que siguen rotulando esos espacios públicos con nombre de significados franquistas.
Me gustaría que esta persona dijera públicamente si no es una actitud franquista la iniciativa del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, proponiendo una reforma del Código Penal, pidiendo pena de prisión de uno a tres años por manifestarse o concentrarse públicamente de forma pacífica, así como por convocar a estos actos a través de las redes sociales, o bien responsabilizar jurídicamente a todo aquel sindicato o partido político que convoque este tipo de movimientos ciudadanos si durante la celebración de alguno de ellos se producen actos vandálicos que, como todos sabemos, son producidos por gente indeseable totalmente ajena a los convocantes. A esto se le añade la iniciativa del ministro del Interior de penalizar también la formación de cadenas brazo con brazo en las manifestaciones. Si esto no es una clara muestra del más puro recorte de las libertades al estilo franquista es que ya no sabemos que es la libertad. Todo ello por considerar el ministro que esto supone un “un atentado contra la autoridad”. Muy posiblemente no se haya atrevido el ministro a decir que es un atentado contra el poder establecido o contra el “sistema”.
Si a lo anteriormente dicho le añadimos que el ministro de Justicia, aquel supuesto “progre” llamado Alberto Ruíz Gallardón, ha decidido que los trabajadores que recurran contra una sentencia laboral deberán pagar las correspondientes tasas judiciales, con esto ha restaurado lo que el dictador Franco instauró en los año 50 con respecto al pago de tasas por utilizar los medios de que dispone la Administración de Justicia, disposición esta que fue derogada por el Gobierno de Felipe González, que estableció la gratuidad de la Justicia, la verdad es que eso de tener que pagar por pedir justicia resulta bastante desagradable y suena más a un medio de recaudación que a amparar a los ciudadanos que se creen injustamente tratados por las causas que sean. Y si, además, le añadimos el que el Partido Popular, abusando de su mayoría parlamentaria, va a nombrar al presidente de TVE sin contar para nada con el PSOE, tal y como este hizo en los casi 8 últimos años durante los cuales gobernó, ahora solo falta saber quién será el director de los informativas de esta cadena nacional, por ahí se habla ya de la posible vuelta de Urdaci, se puede decir que en este país aparte de recortar las libertades se va a intentar manipular también a la opinión pública, a los ciudadanos españoles. Está claro, aquí no se mueve nadie sin permiso de la autoridad competente. Ahora solo falta que a los ciudadanos nos impongan una tasa, un pago, por acudir a los servicios policiales en busca de seguridad. Ya hubo alguien del PP que dijo que el que quería seguridad que se la pagara.
Todo esto me recuerda aquello que se contaba de un cubano que era preguntado por una persona en el sentido de si las cosas en Cuba iban bien, a lo que el cubano respondió: “Nos nos podemos quejar”. “¿Entonces van bien? Le respondió el otro, a lo que el cubano contestó: “No, he dicho que no nos podemos quejar”. Aquí en España tampoco nos podemos quejar, el Gobierno está llevando a cabo las reformas penales necesarias para evitar que los españoles se quejen, espero que solo sea públicamente y que en secreto, en “sotto voce”, en familia o entre amigos lo podamos hacer. Lo que más me llama la atención es que a todo hay quien gane, sabíamos de las inclinaciones de Aznar al autoritarismo, pero creo que comparándolo con Rajoy, el expresidente va a resultar todo un defensor de las libertades.
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