Hacia una España Mejor

lunes, abril 30, 2012

Del martes al viernes

Los españoles tenemos como día fatídico el martes de cualquier mes que caiga el día 13, los anglosajones tienen como día de mala suerte el viernes que coincida con el día 13 de cada mes. Al parecer Mariano Rajoy, está influenciado por la cultura anglosajona y ha anunciado que “cada viernes continuarán las reformas. El viernes que viene también. Hasta el final de la legislatura”. Lo peor de lo más malo de todo esto es que no se va a limitar durante estos cuatro años de legislatura a un solo viernes, el que caiga en día 13, sino que va a ser todos los viernes durante casi doscientas semanas. Los españoles lo tenemos muy crudo. Si tenemos en cuenta que en cuatro meses el Gobierno de Rajoy, se ha cargado el Estado del Bienestar no quiero ni pensar lo que hará en los 44 que quedan, no va a dejar títere con cabeza. Este sujeto nos va a sacar hasta las muelas y además sin anestesia. Respecto al Estado del Bienestar he de confesar que estoy francamente impresionada ante el ejercicio de hipocresía que está llevando a cabo el Ejecutivo, ha dinamitado el Estado del Bienestar decretando “ajuste” tras “ajuste” para, según Rajoy, salvar al Estado del Bienestar. Nunca he visto, salvo en operaciones quirúrgicas de alto riesgo, que se muera aquel a quien se intenta salvar. Nos ha ocurrido lo mismo que dice esa popular canción: “Al piloto Pedro Angulo, le quisieron dar por…”. Para ser más gráfico se puede decir que el Gobierno nos la ha metido blanda. Que nadie se escandalice por lo grosera que pueda resultar para algunos esta forma de expresión, pero es la realidad. Hablando claro es como todos nos entendemos y comprendemos mejor.
En cuatro meses han despojado a la clase trabajadora de los derechos sociales y económicos que tantos años de lucha y sacrificio les costó conseguir. Como dijo Churchill, sangre, sudor y lágrimas a lo que hay que añadir muchos años de cárcel y hasta la vida. Podemos comparar la destrucción del Estado del Bienestar con el largo tiempo que se necesita para levantar un edificio y el poco que se precisa para derribarlo. Y a más, tener que aguantar escuchar al Gobierno decir que se hace por el bien de todos. Encima cachondeo. La derecha, el conservadurismo, el capital, la burguesía, vuelve este último término a ponerse de actualidad, se la tenían jurada a la clase obrera. Cada vez que esta conseguía una mejora o derecho ya fuera de carácter social o económico, los económicamente fuertes, los que siempre han tenido y siguen teniendo el poder, decían: “Nos lo quitáis, pero nos lo pagaréis con creces”, y así está sucediendo. La clase dominante siempre ha creído y lo sigue creyendo, que solo ella tiene derechos y que estos no son transferibles ni pueden ser cedidos, ni tan siquiera en su más mínima expresión, a una clase social inferior.
Tiempos pasados siempre fueron peores, lo de que fueron mejores es una milonga que como consuelo de sus males han venido creyendo los que siempre han estado al servicio de los poderosos a cambio de salarios de hambre, ya fueran estos satisfechos en especies o en dinero efectivo, los tiempos que se avecinan serán mucho más ruinosos para la que hasta hace muy poco se la distinguía con el calificativo de “clase media” que en pocos meses ha pasado a volver a ser la clase obrera, la plebe, la masa, la chusma o el populacho, es decir, el que se lleva todos los palos.
Me ha enviado un buen amigo unas cuantas portadas de aquella revista humorística que se publicaba en los año 70 bajo el nombre de “Hermano Lobo” y en una de ellas se puede ver a un político dando un mitin y diciéndole a los asistentes: ¡O nosotros o el caos! Respondiéndole estos: ¡El caos! ¡El caos! Es igual -replicó el político- ¡Nosotros también somos el caos! O esa otra en la que el político dirigiéndose al público desde una tribuna comienza diciendo: ¡Señoras y señores…! Siendo interrumpido de inmediato por uno de los oyentes que gritó: ¡Mentira! Y digo yo: ¡Qué más da el martes o el viernes si el resultado es el mismo!