La realidad nunca miente
Cuando de pronto aparece su imagen en la pantalla del televisor sientes la sensación de que te encuentras ante una persona seria y muy rigurosa a la hora de comunicarse con los ciudadanos. Me estoy refiriendo a Luís de Guindos, ministro de Economía del Gobierno de España que es tanto como si mencionáramos al ministro de Marina de un país del interior del continente, o sea, ministro de nada. Ni en ese país centroeuropeo hay mar ni en España hay economía por la que se pueda navegar.
Pero no, no se corresponde la imagen con sus hechos. Es uno más de los alabarderos encuadrados en ese grupo al que denominan Gobierno de España a cuyo frente está Mariano Rajoy, el capitán de los alabarderos. Creo que no habrá extrañado a nadie el que De Guindos haya acusado a Zapatero de, según el ministro, “forzar voluntades” para que Bankia saliera a Bolsa. En cualquier catástrofe de cualquier naturaleza que ocurra en este país la culpa siempre es del muerto. Pero la tarascada no le ha venido solo a Zapatero, también ha alcanzado al expresidente del Banco de España, Miguel A. Fernández Ordoñez y al que fuera responsable de la Comisión del Mercado Nacional de Valores, Julio Segura Sánchez, a los que responsabiliza de la debacle de Bankia. Pero, fíjese usted querido lector en un detalle muy curioso, resulta que el tal Julio Segura, y según consta en ese vergonzoso, humillante e insultante Portal de Transparencia hecho público por el Gobierno, cobró una indemnización de 236.780 euros en los dos últimos años al cesar en su cargo. O sea que visto lo dicho por el ministro nos encontramos, una vez más, ante un cargo público o ejecutivo que a pesar de haber hecho mal su trabajo le ha tocado la lotería en forma de indemnización. Hasta es posible que le hayan homenajeado y obsequiado con un reloj de oro para agradecerle los servicios prestados en la hora de su relevo.
Pero mira por donde creo que el ministro De Guindos ha sido injusto al no mencionar la “gran” labor llevada a cabo por los dos anteriores presidentes de Caja Madrid, hoy Bankia, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, los dos chefs que prepararon una ensalada aderezada de tal modo que fue imposible el comérsela y al final ha acabado en el cubo de la basura. El primero, Blesa, fue nombrado presidente, dicen que por ser compañero de pupitre de Aznar, porque, según cuentan, su experiencia en el mundo de la banca era totalmente inexistente. Lo único que potenció fueron las tarjetas Black. En cuanto al segundo, Rodrigo Rato, creo que llegó a la presidencia de Bankia por aquello de “por ser vos quien sois” y que lo único resaltable de su gestión al frente de este banco fue la de tocar la campana anunciando la entrada de Bankia en Bolsa. Menudo campanazo. En realidad fue el toque de a rebato que anunciaba algún peligro porque algo estaba ardiendo.
Pero eso sí, De Guindos, como alabardero encargado de la cosa de la economía, solucionó de inmediato lo de Bankia. Pidió prestados al Banco Central Europeo un “capazo” de decenas de miles de millones de euros, que tenemos que pagar todos los españoles, y tapó el agujero. Una gestión que solo la puede llevar a cabo una persona que como él atesora una gran experiencia en el mundo de las finanzas. Su impecable historial así lo demuestra. Fue miembro del Consejo Asesor de Lehman Brothers a nivel europeo y director en España y Portugal hasta su quiebra en 2008. Una quiebra constituida por un pasivo de 613.000 millones de dólares. El “petardazo” más sonado que jamás se ha conocido en los EEUU después de la salvajada de lanzar dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. La mayor quiebra de la historia hasta el momento. O sea, que las referencias de De Guindos, las cartas de recomendación para ocupar el puesto de ministro de Economía eran inmejorables, aspecto este que se puede comprobar si tenemos en cuenta que en España hay 800.000 familias sin ingresos, dos millones de familias con todos sus miembros en el paro, 5,4 millones de parados, un tercio de los trabajadores cobrando un sueldo por debajo del Salario Mínimo Interprofesional cifrado en 645 euros, y el 95% de trabajadores con contratos temporales, la inmensa mayoría de ellos de corta duración. Y no me olvido de un endeudamiento galopante del Estado imposible de amortizar. Pero eso sí, el alabardero mayor, Rajoy, dice que la economía va bien, que la situación va mejorando. Efectivamente y según algunos pocos, así es. Días atrás se reunían, con el rey presente, en una comida los responsables de las 17 mayores empresas de España y ratificaron las exultantes, más que exultantes yo las calificaría de insultantes a la inteligencia de los españoles, palabras de Rajoy.
No, la realidad es la que nunca miente y la historia pone a cada cual en su sitio. Los que suelen mentir son los individuos ineptos y sin escrúpulos. Es lo que hay.
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