Hay populismo bueno y populismo malo
Nunca el término populismo ha estado tan en boga entre la clase política como lo está en la actualidad ante la aparición del movimiento Podemos y sus ofertas tanto de tipo social como económico a los españoles. A la vista de las críticas que estas propuestas han desatado se podría decir, parodiando a uno de los lemas del mayo francés del 68, “seamos sensatos, ofrezcamos lo imposible”. De demagógico y sobre todo de populista, ha sido tachado este mensaje que desde Podemos se ha lanzado a los españoles, calificándolo de engaño, de mentira y de levantar falsas expectativas entre los ciudadanos en momento tan difíciles como los actuales.
Todo esto me recuerda aquellas ofertas del PSOE, allá por el final de los años setenta y mitad de los ochenta, que nos ofrecía a los españoles una sociedad mejor en la cual se universalizaría la asistencia sanitaria gratuita para todos, se establecería la gratuidad de la enseñanza en los niveles obligatorios propiciando el que con este nuevo sistema educativo y formativo los hijos de los trabajadores pudieran acceder a los estudios universitarios, se pondrían en marcha los servicios sociales dentro de los cuales se establecerían ayudas de tipo asistencial y económico a las personas discapacitadas prestando especial atención a las personas mayores creando para ello residencias o centros geriátricos donde estas pudieran pasar sus últimos años de vida debidamente atendidas, se establecería un sistema de pensiones, las actuales pensiones no contributivas, para que todos aquellos que habían trabajado por cuenta ajena y no hubiesen cotizado pudieran disponer de medios económicos para vivir con una cierta dignidad, se arbitrarían ayudas económicas a las familias, a los estudiantes y a los trabajadores para que su situación de desempleo sin subsidio fuera lo más llevadera posible, se enumeraron una serie de medidas, todas ellas de tipo social, laboral y económico que fueron duramente criticadas desde la derecha, como ahora se hace con las de Podemos, calificándolas de demagógicas y de irrealizables argumentando que para todo eso hacía falta mucho dinero del cual se carecía. El tiempo les arrebató sus argumentos fruto de su insensibilidad ante la problemática que afectaba a los menos favorecidos. Todo ello se llevó a cabo durante los casi catorce años de Gobierno socialista en España. No era cuestión solamente de dinero, sí lo era de buena voluntad y de mejores deseos y sobre todo de marcar prioridades y de intentar sacar a las personas de situaciones de miseria y de desamparo, de establecer el principio de igualdad al que todos tienen derecho. Como gritan tantos españoles en estos momentos de angustia: “Sí se puede”, pero depende del Gobierno y el actual no está, los hechos lo demuestran, por la labor. Todo aquello que se hizo para mejorar la calidad de vida de los españoles lo han desmontando Rajoy y sus ministros en solo tres años. No es cuestión de dinero, es cuestión del empleo que se le dé al mismo. Hay que rescatar al pueblo, no a los bancos.
¿Demagogia? ¿Populismo? ¿Qué hizo entonces el Partido Popular cuando en sus oferta electoral de 2011 incluía la bajada de impuestos, acabar con el paro y sobre todo crear empleo para nuestros jóvenes, mejorar la sanidad, la educación, los servicios sociales, potenciar las ayudas a las personas discapacitadas y dependientes, a las familias, a los estudiantes, a las Pymes y a los emprendedores, mejorar las pensiones y una larga lista de falsas promesas? Los Wert, los Mato, los Báñez, los Montoro, los De Guindos, han sido los encargados de materializar la gran mentira. Nada de esto se ha cumplido, todo ha resultado al revés, más impuestos, peor economía, más paro, peor sanidad, peor educación, servicios sociales prácticamente inexistentes, todo ha empeorado y los españoles lo estamos sufriendo en nuestros hogares, el que aún puede conservarlo. Es la gran mentira. Es la gran evasión de un Gobierno formado por incompetentes, osados, atrevidos y mentirosos que para “rematar” la faena nos anuncia que en 2015 se crearán 600.000 puestos de trabajo. Desde luego hay populismo y populismo. Según la derecha lo fue en los tiempos de Felipe González y actualmente en los del líder de Podemos, Pablo Iglesias. Felipe González demostró que era posible que “sí se podía” y se pudo. Estamos creciendo, España está creciendo, dicen desde el Gobierno, si esto es así ¿porqué se mantienen las cifras de paro y no se les dice a los jóvenes, a esos que desde el ministerio que mal dirige la Báñez “tienen espíritu aventurero” y han cruzado nuestras fronteras para buscarse el pan en otros países, no se les dice que ya pueden volver? Sí, España crece, pero para los de siempre. Recientemente hemos leído que en estos últimos meses el número de millonarios en España ha aumentado en un 24%.
Hay populismo bueno y populismo malo, como el colesterol que obstruye nuestras arterias y nos causa la muerte. Por lo visto para el PP el populismo que practica es el bueno, el de la mentira, el malo es el que viene desde la izquierda, una izquierda que sabe convertir, así lo ha demostrado, la utopía en realidad. Pero claro, ese populismo, el de la izquierda, tapona las venas de los ricos y les puede causar daños económicos irreparables. El populismo, o la utopía, nos hacen soñar con esperanza e ilusión. La doctrina, la realidad actual, nos produce horribles pesadillas.
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