El PP se queja con razón
Con un Gobierno así es difícil poder hacer un mínimo de oposición. No se deben solucionar de la noche a la mañana los problemas que vayan surgiendo, hay que darles su tiempo para que la oposición pueda preparar su estrategia para dañar y socavar la imagen del Gobierno y poder hacer una crítica medio presentable ante la opinión pública.
La oposición anda enfadada y cabreada y no le falta razón, es justo reconocerlo. Cuando surge una incidencia de importancia, cualquier oposición que se precie tiene la obligación de atacar al Gobierno y de decirle de todo. No se puede solucionar un problema de secuestro de un barco de pesca en cuatro días sin tan siquiera darle tiempo a la oposición para preparar el “armamento” y comenzar con el “pin, pan, pun” y “cercar” y “sitiar” al Gobierno como mandan las cánones. Eso no es democrático, eso no es más que jugarles una mala pasada a los pobres opositores y dejarlos en evidencia ante los ciudadanos que hasta pueden llegar a pensar que los de la oposición no se ganan el sueldo.
Otro tanto ha ocurrido con lo del aceite de girasol. En un fin de semana, en lo que se dice un fin de semana, no se debe solucionar un tema que podía haber dado mucho juego a la oposición, hay que darle tiempo al tiempo y dejar que todos puedan participar. Al final los ciudadanos van a llegar a la conclusión de que en este país sobra la oposición y eso no puede ser. El Gobierno tiene que hacerse el tonto, al menos durante un tiempo razonable, y mostrarse incapaz de solucionar el problema con el fin de que la oposición pueda intervenir para conseguir un mínimo de lucimiento y para que la gente recuerde que están ahí prestos a intervenir. No se pueda ser tan eficaz y dejar en mal lugar a la oposición. La verdad es que tienen razones para cabrearse, no les dejan intervenir en el juego, no les dan tiempo. Hasta Cristóbal Montoro, ha salido en la “Tele” súper cabreado. Por cierto, ¿el “revival” de Montoro es lo que va a justificar esa afirmación de Rajoy de que en el PP todo va a cambiar?
La oposición anda enfadada y cabreada y no le falta razón, es justo reconocerlo. Cuando surge una incidencia de importancia, cualquier oposición que se precie tiene la obligación de atacar al Gobierno y de decirle de todo. No se puede solucionar un problema de secuestro de un barco de pesca en cuatro días sin tan siquiera darle tiempo a la oposición para preparar el “armamento” y comenzar con el “pin, pan, pun” y “cercar” y “sitiar” al Gobierno como mandan las cánones. Eso no es democrático, eso no es más que jugarles una mala pasada a los pobres opositores y dejarlos en evidencia ante los ciudadanos que hasta pueden llegar a pensar que los de la oposición no se ganan el sueldo.
Otro tanto ha ocurrido con lo del aceite de girasol. En un fin de semana, en lo que se dice un fin de semana, no se debe solucionar un tema que podía haber dado mucho juego a la oposición, hay que darle tiempo al tiempo y dejar que todos puedan participar. Al final los ciudadanos van a llegar a la conclusión de que en este país sobra la oposición y eso no puede ser. El Gobierno tiene que hacerse el tonto, al menos durante un tiempo razonable, y mostrarse incapaz de solucionar el problema con el fin de que la oposición pueda intervenir para conseguir un mínimo de lucimiento y para que la gente recuerde que están ahí prestos a intervenir. No se pueda ser tan eficaz y dejar en mal lugar a la oposición. La verdad es que tienen razones para cabrearse, no les dejan intervenir en el juego, no les dan tiempo. Hasta Cristóbal Montoro, ha salido en la “Tele” súper cabreado. Por cierto, ¿el “revival” de Montoro es lo que va a justificar esa afirmación de Rajoy de que en el PP todo va a cambiar?
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