Hacia una España Mejor

viernes, abril 11, 2008

¿Son federalistas?


Ahora va a resultar que los de la “España, ¡una!”, esos mismo que dicen que España se rompe y que hay que salvar a España, cuando conviene a sus intereses partidistas no tienen inconveniente alguno en pasarse por el forro las leyes que emanan del Gobierno de España.
Ahí tenemos la Ley contra el tabaquismo y la asignatura de Educación para la Convivencia (EpC) que se incluye dentro de la Ley Orgánica de la Educación (LOE), en ambos casos tanto el Gobierno autónomo de Madrid como el de la Comunidad Valenciana (CV) han mostrado su desacuerdo con ambas leyes y han introducido importantes modificaciones y supresiones en los respectivos textos que el Gobierno de España y los representantes de los ciudadanos en las Cortes Generales, aprobaron en su día.
De la Ley antitabaco lo único que ha quedado de ella en Madrid y Valencia es que los no fumadores sigan tragándose los humos del tabaco que fuman los demás, en ambas comunidades sus gobiernos se han “fumado” esta ley, y que la EpC pueda ser motivo de objeción de conciencia. Por cierto, en lo de la EpC en la Comunidad Valenciana han llegado hasta el extremo de hurtar a los estudiantes a que aprendan algo que es más que necesario en una sociedad cada vez más deshumanizada: a ser solidarios. En la EpC entre otras muchas cosas se dice lo siguiente: “Conocer las causas que provocan la violación de los derechos humanos, la pobreza y la desigualdad, así como la relación de los conflictos armados y el subdesarrollo”. En la CV han suprimido este punto. Habrán pensado que esto puede “manipular” y “deformar” las mentes de nuestros jóvenes estudiantes y que en vez de convertirse en personas solidarias es mejor que aprendan y practiquen aquello que dijo Horace Smith, de que “la caridad comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces acaba donde comienza”. Caridad es ayuda y ayuda es solidaridad.
Pues ya ve usted, por ahí andan los de la “España, ¡una!”, a más de salvapatrias, saltándose a la torera las leyes que emanan del Estado y comportándose como auténticos federalistas. ¡Cuánto cinismo!