No es bueno ir por libre
Vaya por delante mi respeto y mi admiración hacia todos aquellos que defendiendo una causa u otra muestran su solidaridad con aquellos que sufren por cualquier motivo. Pero no por ello debo de sustraerme al deseo de dar honestamente mi opinión y decir públicamente lo que yo pienso sobre los movimientos de algunos colectivos de activistas y de algunas ONGS en particular. Alguien tiene que hacerles ver que ir por libre no conduce a nada positivo, más bien esta actitud lo que lleva es a endurecer las posiciones de aquellos que actúan conculcando los derechos humanos de millones de personas y para acabar con eso ya existen los organismos internacionales. Lo que hoy está sucediendo en distintos lugares de nuestro planeta ocurre desde que el hombre, del que se dice que es un animal civilizado, yo tengo mis serias dudas sobre lo de “civilizado”, existe. El hombre, ese “animal civilizado”, siempre se ha movido por intereses económicos o territoriales y estas dos cuestiones siempre, siempre, están y estarán vigentes y serán causa y motivo de disputas, guerras, sometimientos y abusos de poder. Esto es irrefutable. Como ya se ha dicho en repetidas ocasiones, el “animal civilizado”, el hombre, no ha cambiado su instinto depredador, conquistador y su tiranía siguen presentes desde lo de Adán y Eva. A la hora de las disputas su salvajismo sigue intacto, lo único que ha cambiado son los medios de transporte y las armas de guerra. Está claro que el “animal civilizado” a la hora de autodestruirse es único en el mundo.
Antes he aludido a los organismos internacionales y mi opinión es la de que suelen servir para bien poco, pero esto no quiere decir que todos y cada uno de nosotros actúe por su cuenta porque entonces el caos será mucho mayor, hay que aprovechar lo que oficialmente se tiene y yo creo que debemos mostrarnos muy activos protestando y mostrando nuestra disconformidad ante esas instituciones internacionales para que despierten y actúen como corresponde. El ir por libre solo conduce a que se produzcan incidentes en los que mueren personas de bien, personas solidarias a las que hay que conservar con vida porque su concurso es inestimable. La muerte no conduce a nada positivo, la muerte es el fin de todo. ¿Cuántas personas han muerto por luchar por la libertad, contra las injusticias y la crueldad? Muchas. Y sin embargo sigue habiendo seres humanos que no son libres y que son tratados injusta y cruelmente. Ante tal situación presenciamos a diario como los países con enorme poder económico miran para otro lado, como una forma más de defender sus intereses económicos, y no se preocupan, salvo en contadas ocasiones propias de una política gestos, de intentar poner orden en el concierto mundial. Ante esos es frente los que hay que manifestarse activos y reivindicativos. Lo de actuar por libre y en solitario no lleva a otro sitio que no sea a la cárcel o a la muerte. Hay que hacer que instituciones como la ONU y los gobiernos de cada país se muestren más activos y operativos y que verdaderamente sirvan para lo que fueron creados. Principalmente para defender los derechos de las personas.