Detrás de la barrera
Dicho lo anterior, me referiré al caso del ex conseller y hoy portavoz del Partido Popular en las Cortes Valenciana, Rafael Blasco, del cual el 28 de mayo pasado los medios de comunicación publicaban unas declaraciones suyas en las que decía que apostaba por el copago de servicios públicos. No hace falta ser muy despierto para adivinar que se refería a las parcelas de sanidad y educación. Rafael Blasco, dijo lo siguiente: “Creo sinceramente que hay que empezar a pensar en fórmulas en las que los contribuyentes contribuyamos con nuestro poder adquisitivo al mantenimiento de determinados servicios públicos, salvando siempre que nadie pueda ser discriminado arbitrariamente y que los servicios se mantengan universalizados”. Evidentemente, no creo que no se vaya a mantener la universalización del derecho que todos tienen a ser atendidos por la sanidad pública y a que todos puedan disponer de un puesto escolar, pero eso no es obstáculo para que se nos obligue a los españoles a que tengamos que pagar parte de los servicios públicos que hoy se nos prestan. Ante esto habría que preguntarse si el dinero de nuestros impuestos sirve para estos fines sin que tengamos que pagar cantidad adicional alguna y eso se puede conseguir marcando prioridades, o sea, empleando el dinero en lo que es más necesario.
Alguien dijo aquello de que “con un buen pito bien se pita” –bueno, la verdad es que lo dijo empleando otros términos pero no quiero parecer grosero y por tanto seré la más comedido posible- dijo esto y no le faltaba razón. Resulta que Rafael Blasco, nos pide a los contribuyentes a que contribuyamos con “nuestro poder adquisitivo”. No sé si esto se referirá al “poder adquisitivo” de los pensionistas o jubilados que por su edad y circunstancias físicas, de salud, son los grandes “consumidores de la sanidad pública, o a los padres de ese importante número, millones de niños, “consumidores” de colegios –en el caso de la Comunidad Valenciana, de colegios y barracones-. Los jubilados y pensionistas que por mor de sus achaques no tienen más remedio que “consumir” mucha sanidad pública, sus pensiones apenas dan para llegar a mitad de mes y los padres de esos niños que “consumen” colegios y barracones, a muchos de ellos su sueldo tampoco da para echar cohetes, eso como mal menor, por otro lado son numerosos los que están cobrando el subsidio de paro, algunos la ayuda que da el Gobierno y otros nada de nada.
Está claro, en el caso de Rafael Blasco, que su ignorancia de la realidad social le lleva a decir estas cosas o cree que todo el mundo está a su mismo nivel económico. Yo no entro en si este señor se sirvió de su cargo como conseller de Territorio y Vivienda para hacer un buen patrimonio, tampoco salgo, pero estos días pasados, el 6 de julio, hace pocos días, este diario publicaba unos datos sobre su patrimonio y nos informaba de que recientemente se ha construido, Rafael Blasco, una mansión de 450 metros cuadrados, cuyas facturas elude presentar, a más de dos chalés. Todo ello mientras estuvo al frente del citado departamento. A esto hay que señalar, aunque creo que es obvio el hacerlo, que Rafael Blasco lleva siendo conseller desde la época de Juan Lerma, comenzó siendo conseller con los socialistas y continúa con el PP hasta hace un par de meses en que ha dejado este cargo para ser portavoz del grupo popular en el Parlamento Valenciano. A esto hay que señalar, añadir, que su esposa, Consuelo Císcar, es directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) lo que nos da la medida de los ingresos que mensualmente tienen estas dos personas. Muy posiblemente Rafael Blasco, crea, por su evidente alejamiento de la realidad social, que todos los contribuyentes, esos a los que él pide que contribuyan al copago de algunos servicios públicos y que según él tienen “poder adquisitivo”, se mueven en la misma escala económica en la que él se desenvuelve.
Para el que no haya tenido ocasión de leerlo en su día transcribo literalmente lo que sobre el contenido del chalé según informaba el diario Información el pasado domingo día 10. Decía así: “En el sótano –de su mansión de 450 metros cuadrados- el exconseller ha habilitado un salón con un piano de cola y varios sofás. Al lado de una mesa de billar también aparece una bodega climatizada de unos 25 metros cuadrados. En esta misma planta se encuentra la depuradora de la piscina, una biblioteca y una habitación donde el exconseller guarda libros y galardones que ha recibido durante su trayectoria política. También hay un “archivador” de obras de arte que todavía no ha encontrado hueco en una casa atiborrada de cuadros”. El ex conseller, por lo que se ve, se ha creído eso de la igualdad, vamos, digo yo, y piensa que todos andamos “sobraos” como él, de ahí que de forma tan frívola se atreva a decir que todos contribuyamos al copago de algunos servicios públicos con nuestro “poder adquisitivo”. Se referirá al suyo.
En fin, que “con un buen pito bien se pita” y que los toros se ven muy bien desde detrás de la barrera.